La sonda Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977 hacia el espacio profundo. Poco después se lanzó la Voyager 1, cuyo destino final pretende ser la estrella Alpha Centaury (por supuesto, no estaremos vivos para observar su llegada).
33 años después, ambas naves siguen viajando y siguen enviando información desde el espacio profundo. Ya se encuentran más allá del Sistema Solar, en sus fronteras exteriores, en una zona conocida como "La burbuja", con la que el sol envuelve a toso los mundos de su sistema.
En un plazo de cinco años se espera que la nave más lejana, la Voyager 1 (aunque fue lanzada posteriormente, se encuentra sensiblemente más lejos que la Voyager 2) entre de forma definitiva en el espacio interestelar.
Ambas sondas se han dedicado, en los últimos años, a medir la interacción de los planetas exteriores con el viento solar. Entre sus innumerables descubrimientos se cuentan, por ejemplo, la mancha oscura de Neptuno, cuyos vientos superan los 450 metros por segundo.
La Voyager 2 fue la primera en cumplir 12 mil días en activo. La Voyager 1 los cumplió poco después: el 13 de julio de 2010. La Voyager 2 se encuentra a 14.000 millones de kilómetros del Sol y la Voyager 1 a 17.000 millones de kilómetros del Sol, habiendo recorrido más de 21.000 millones de kilómetros.
Las órdenes transmitidas desde la Tierra tardan cerca de 12,8 horas en llegar a la Voyager 2 y más de 16 horas en llegar a la Voyager 1.
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